El libertarismo
El libertarismo es una filosofía política
antiautoritaria, antiestatista o libertaria que, partiendo de las mismas bases
del liberalismo, afirma la vigencia suprema de la libertad individual (o de primera generación o libertad negativa), es
decir, el derecho natural del
individuo sobre sí mismo, cuyo límite no es otro más que el derecho ajeno.
Hay algunas justificaciones filosóficas
libertarias, todas comparten como principio el respaldo de la asociación
voluntaria y la propiedad privada, la afirmación de la intrínseca libertad y
eficiencia del capitalismo de libre mercado y la mínima intervención estatal -o
inclusive nula- en cualquier aspecto de la vida.
Para los libertarios, toda relación humana debe
ser producto de pactos voluntarios y
la fuerza sólo puede emplearse legítimamente contra otros de manera defensiva o
ante el incumplimiento de un acuerdo (principio de no agresión).
La palabra libertario empezó a usarse con
el sentido actual de individualista-capitalista desde los años 1950. … hasta
popularizarse en la década de 1970 identificando la filosofía individualista
que apoya la libertad individual en lo social y la propiedad privada en lo
económico.
El libertarismo es una filosofía política
que normalmente aboga por la maximización de los derechos individuales, el
derecho de propiedad privada
lockeana o liberal y el
capitalismo de libre mercado; asimismo favorece una ética basada en la
responsabilidad individual, oponiéndose al servicio militar obligatorio y a la
regulación social por parte del Estado, de los cuales entienden que reprimen la
libertad individual. Aparte de algunos principios básicos que favorecen lo que
ellos entienden como libertad personal y el libre mercado, no hay ningún canon
oficial de creencias libertarias. Los libertarios están en desacuerdo con otros
libertarios en muchos asuntos específicos, como el aborto, las intervenciones
militares, etc.
El libertarismo mantiene que la libertad
de una persona para disponer de su cuerpo y de su propiedad privada del modo en
que estime oportuno debe de ser ilimitado, siempre y cuando esa persona no
ejerza coerción sobre otras personas.
Los libertarios definen "coerción"
como el uso de fuerza física, la amenaza de usarla o el fraude, que altere o
pretenda alterar el modo en el que un individuo vaya a usar su cuerpo o
propiedad. El principio libertario prohibiendo la
coerción se conoce como
principio de 'no iniciación de la violencia' o de 'no agresión', y muchos
libertarios lo consideran como el principio
definitorio del cual manan
todas sus demás convicciones políticas.
Una forma de ver esto y que seguramente es
aceptada por la mayoría de los libertarios es que los más fuertes son quienes
tienen mayor poder de influencia sobre los gobiernos para obtener de éstos
acciones que les beneficien y por lo tanto el principio de no agresión es en
realidad una garantía de los individuos (débiles frente al poder del Estado)
para que la fuerza no sea utilizada contra ellos en beneficio de los intereses
más poderosos e influyentes.
Es de notar que el libertarismo
doctrinalmente hace una diferenciación marcada entre propiedad meramente
poseída cuya legitimidad
podría ser discutible y propiedad
legítimamente adquirida la
cual es soberana. Esto porque el libertario no "defiende la
propiedad" por sí misma sino la libertad
individual y dentro de esta se encuentra el derecho de propiedad, que debe respetar el principio de no
agresión, que en ciertos casos llevaría a colocar el derecho individual a la
propiedad por encima de las consideraciones "estatales" sobre los
títulos de propiedad. El libertarismo tradicionalmente aboga por la teoría de
la propiedad-trabajo.
El libertarismo sostiene que inicialmente
los agentes tienen propiedad total sobre sí mismos y poseen poderes morales
para adquirir propiedad sobre cosas externas bajo ciertas condiciones.
La primera exposición conocida de algo
cercano al libertarismo es atribuible a John Locke (1632-1704), quien creía que en el
Estado de naturaleza todos los individuos eran libres e iguales. En el Segundo
tratado sobre el gobierno civil, Locke afirma que del derecho de propiedad
sobre uno mismo deriva la libertad de mezclar el propio trabajo con los
recursos naturales para constituir así la propiedad privada (apropiación
original). Todo individuo tiene derecho a los frutos de su propio esfuerzo
(teoría de la propiedad-trabajo).
La defensa contemporánea más influyente se
encuentra en la obra de Robert Nozick. Con la publicación del libro Anarquía, Estado y Utopía,
Nozick, profesor de la Universidad de Harvard, se convirtió en el principal
representante del liberalismo libertario contemporáneo.
Nozick afirma que "los individuos
tienen derechos, y hay cosas que ninguna persona o grupo puede hacerles sin
violar esos derechos". Nozick parte de John Locke para justificar un
Estado mínimo, encargado solamente de la seguridad y de la justicia.
Los libertarios, integrados muchas veces
en la derecha, donde usualmente se clasifica su filosofía propietarista y su
liberalismo económico, sin embargo se desmarcan del conservadurismo, puesto que
esta tendencia política contradiría los principios de libertad del individuo.
No obstante muchos conservadores, especialmente en Estados Unidos, sostienen en
mayor o menor medida los postulados liberales en el aspecto económico y de
reducción del poder estatal en beneficio de la libre empresa.
En sus orígenes de los 60/70 el
liberalismo libertario surge como una facción contracultural y antisistema de
la derecha, basada en valores antiautoritarios compartidos con la originaria
New Left, como el antiestatismo, aunque diferenciándose en su espíritu
individualista pro mercado y anticomunista. Otro punto en común del
libertarianismo con la New Left es la compatibilidad de sus principios de
aislacionismo y antiimperialismo respectivamente, por ejemplo ambas tendencias
eran originalmente antibelicistas aunque con diferente talante: mientras la
nueva izquierda decía "haz el amor y no la guerra", los libertarianos
manifestaban "haz comercio y no la guerra".
Con frecuencia se concibe al liberalismo
libertario como una doctrina de "derecha", lo cual sin embargo no es
preciso, debido a por lo menos dos razones. En primer término, en cuestiones
sociales más que en las económicas, el libertarismo tiende a ser de
"izquierda". Se opone a la legislación que restringe las relaciones
sexuales privadas consensuales entre adultos (e.g., el sexo gay, el sexo no marital,
el sexo no convencional), a la legislación que restringe el uso de drogas, a la
legislación que impone posturas o prácticas religiosas sobre los individuos, y
al servicio militar obligatorio En
segundo término, además de la versión mejor conocida del libertarismo (el
libertarismo de derecha) existe también la versión conocida como
"libertarismo de izquierda".
Respecto al punto que trata de la relación
entre la libertad y los modelos, la tesis de Nozick es que si se quiere
preservar la libertad no se puede sostener ningún "modelo" de
distribución y, además, que cualquier modelo que se elija o se imponga es
injusto.
El ejemplo con el que trata de probar su
tesis es el siguiente: existe un equipo de basquetbol con un modelo de
distribución D1. Se supone que bajo D1 todos los jugadores están en una
situación de igualdad, reciben exactamente el mismo salario. Dentro del equipo
se encuentra un jugador llamado Wilt Chamberlain, que por la manera de cómo
juega es solicitado por otros equipos y en el suyo propio es la máxima
atracción. Hay que suponer que los contratos caducan cada año y por lo tanto
los jugadores se convierten en agentes libres. Chamberlain firma con el equipo
un contrato que tiene la siguiente particularidad: en cada juego que el equipo
celebre en "casa", 25 centavos del precio de cada boleto son
depositados en una caja a nombre de Chamberlain y están destinados
exclusivamente para él. Comienza la temporada y las personas acuden a la cancha
para verlo jugar. Supongamos que en una temporada un millón de personas acuden
a los Juegos y Wilt Chamberlain gana doscientos cincuenta mil dólares, cantidad
superior a lo que se gana en promedio y mucho más dinero de lo que gana otro
jugador. La pregunta que hace Nozick es si esta distribución, a la que llama
D2, es injusta y en el caso de que lo fuese, ¿por qué lo sería?
Cada una de las personas escoge voluntariamente pagarlos 25 centavos a
Chamberlain, en lugar de gastarlos en chocolates, en el cine, o en
suscripciones a revistas socialistas. Si
D1 era una distribución justa y las personas voluntariamente se cambian a
D2,¿no es D2' también una distribución justa? En función del argumento es
importante decir que bajo D1 todas las personas reciben su salario por partes
iguales y que, después del arreglo con Chamberlain, esas personas conservan ese
mismo salario; todos, menos Chamberlain, reciben sus partes por igual.
Después de exponer el ejemplo, Nozick, nos
pide imaginar, como crítica al socialismo, que Chamberlain, después de jugar
basquetbol como parte de su trabajo diario, decide trabajar tiempo extra para
ganar más dinero. La pregunta que surge parece ser: ¿por qué querría alguien
trabajar tiempo extra, dado que en la sociedad en que se encuentra sus
necesidades están satisfechas?
La respuesta es que a las personas les
importan otras cosas, además de sus necesidades primarias. Cada persona debe
tener el derecho de realizar otras actividades diferentes a las que realiza en
D1.
El punto que ilustra el ejemplo de
Chamberlain es que ningún modelo de
distribución puede ser realizado sin que interfiera en la vida de las personas.
Cualquier modelo que se prefiera podría
convertirse en desfavorable en virtud del mismo principio, porque las personas
actúan de una, manera diferente. Las personas cambian bienes y servicios con otras
personas, regalan cosas a otras, cosas de las que tenían anteriormente la
titularidad.
Para poder mantener un modelo, el que se
quiera, se tiene forzosamente que interferir continuamente, ya sea para evitar
que la gente siga transfiriendo tal y como lo desea, o bien para quitarle a
algunas personas los recursos que otros, por algunas razones, querían
transferirles a ellos.
La teoría retributiva de Robert Nozick de
su obra “Anarquía, estado y utopía”. Nozick es un teórico contractualista
opuesto a las concepciones utilitarísticas precedentes y que, a diferencia del también contractualista John
Rawls, introducirá una propuesta individualista a favor de los derechos
individuales inalienables a través de la delineación del “estado mínimo” o
guardián nocturno, un estado de poderes limitados reducido estrictamente a las
funciones de protección contra la fuerza, el hurto y el fraude. El autor, en
esta teoría ética dialógica y procedimental, tratará de demostrar que un estado
más o menos extenso esta injustificado.
2)
El texto empieza haciendo referencia a su
teoría del título válido o de la adquisición justa, que tiene como fin la
justificación de las pertenencias para que éstas sean justas. En esta teoría,
Nozick establece tres principios: el principio de justicia en la
adquisición, el principio de justicia en la
transferencia y el principio
de rectificación de las
injusticias.
El primero habla de la adquisición de una propiedad no poseída, que para que sea justa y válida debe realizarse a partir de recursos justos. Sin embargo, por influencia de Locke, Nozick consideraba que toda adquisición para ser válida, debía dejar tanto y tan bueno del objeto adquirido para los demás, entendiendo este “tanto y tan bueno” en tanto que la situación de las otras personas no resulta empeorada en la adquisición de sus recursos a adquirir.
El segundo principio, el de justicia en la transferencia trata la transmisión de pertenencias de una persona a otra. Este intercambio ha de ser voluntario, además de que puede ser un intercambio de una sola dirección, como por ejemplo serían las donaciones o herencias. Como vemos, estos dos principios, según el autor, “cubrirían exhaustivamente la materia de justicia sobre pertenencias” en un mundo justo, ya que todo aquello que deriva de circunstancias justas con movimientos justos es de por sí justo.
El tercer y último de estos principios es el de rectificación, que “se vale de información histórica” para resolver los casos en los que se vulnere los anteriores principios de adquisición y transferencia. Exige volver atrás y reparar el daño cometido “para impedir que la sociedad se erija a partir de una serie de actos de apropiación injustificados”.
El primero habla de la adquisición de una propiedad no poseída, que para que sea justa y válida debe realizarse a partir de recursos justos. Sin embargo, por influencia de Locke, Nozick consideraba que toda adquisición para ser válida, debía dejar tanto y tan bueno del objeto adquirido para los demás, entendiendo este “tanto y tan bueno” en tanto que la situación de las otras personas no resulta empeorada en la adquisición de sus recursos a adquirir.
El segundo principio, el de justicia en la transferencia trata la transmisión de pertenencias de una persona a otra. Este intercambio ha de ser voluntario, además de que puede ser un intercambio de una sola dirección, como por ejemplo serían las donaciones o herencias. Como vemos, estos dos principios, según el autor, “cubrirían exhaustivamente la materia de justicia sobre pertenencias” en un mundo justo, ya que todo aquello que deriva de circunstancias justas con movimientos justos es de por sí justo.
El tercer y último de estos principios es el de rectificación, que “se vale de información histórica” para resolver los casos en los que se vulnere los anteriores principios de adquisición y transferencia. Exige volver atrás y reparar el daño cometido “para impedir que la sociedad se erija a partir de una serie de actos de apropiación injustificados”.
Estos tres principios satisfacen lo que Nozick llamará el principio de auto-propiedad, el derecho legítimo que cada cual tiene sobre su cuerpo, es decir, actualizándolo como uno desea y utilizando los productos generados por uno mismo como se desee. Este principio moral refleja la segunda formulación del imperativo categórico kantiano en que se dice que los individuos son fines y no medios. Según el autor, John Rawls incumple este principio en su principio de la diferencia concediendo derechos de propiedad parciales de unas personas sobre otras.
A continuación, el autor hace una crítica
a aquellas concepciones que buscan principios de resultado final, es decir,
aquellas teorías que actúan en vistas de un objetivo final deseado y aceptado
moralmente, como la imparcialidad de Rawls en su teoría distributiva o como la
utilidad agregada para los utilitaristas. Esta perspectiva cambia con los
principios históricos de justicia promovidos por Nozick en los que la actuación
de un individuo durante su pasado puede producirle unos derechos o
merecimientos determinados. Para este filósofo las desigualdades son producto
necesario de la libertad de los seres humanos y tratar de mantener una pauta
distributiva como por ejemplo, la teoría de la
justicia de Rawls implicaría la intervención continua del Estado en la vida de
las personas.
La tercera parte del texto es el comentado
ejemplo (ver más arriba) de Wilt Chamberlain, en el que se dividen dos situaciones: D1 y D2. La
situación inicial D1 es aquella situación perfectamente igualitaria en la que
vive Wilt Chamberlain, jugador de básquet de grandes dotes con el balón. Este
jugador acaba vendiendo su “juego” o producto en su mejor momento por 25
centavos directos que recibía de cada entrada comprada, llegando a acumular una
fortuna en la primera temporada. Seguidamente llegamos a D2, donde ha habido una
variación sustancial respecto de la distribución inicial. Para Nozick, ambas
situaciones, a pesar de sus diferencias son justas ya que la transacción ha
sido llevada a cabo de manera voluntaria y entre adultos. Este filósofo
representante del libertarianismo o liberalismo conservador centra su
preocupación en restringir al mínimo las intervenciones del Estado, hasta el
punto que éste debe asegurar estrictamente la libertad negativa de las
personas. Es decir, el Estado debe asegurar que nadie interfiera en los
derechos básicos de cada uno (la vida, la propiedad…). Todo individuo, como
todo Estado debería, según el autor protegerse estrictamente por su propia
seguridad y no por otra cosa, ya que cada uno es libre de construir su vida a
partir de lo que se le ha dado para mejorar sin empeorar a los otros.