Interpretaciones de Antígona



EUSEBIO FERNÁNDEZ GARCÍA


Resumen: En el presente trabajo analizamos la tragedia Antígona, la famosa obra de Sófocles, especialmente los conflictos morales en torno a la ley de la ciudad, la ley de la familia, la política y el poder. La tragedia griega sigue siendo un importante referente de reflexión filosófica para el pensamiento contemporáneo, principalmente de filosofía moral, jurídica y política. 



1. INTRODUCCIÓN … no hay temporada de teatro en cualquier población importante donde no se represente Antígona. Y por supuesto una Antígona frecuentemente adaptada a las necesidades y experiencias de cada generación, tomada ésta en su enriquecedora diversidad …  De ahí la pluralidad de interpretaciones que brindan los papeles de Antígona, Creonte o Polinices. 



Esto parece una apreciación acertada a la que se podría añadir que, en el caso de Antígona, su oportunidad y continua vitalidad se encuentra también en la importancia de las cuestiones que trata y en la riqueza humana de sus personajes.

La conciencia moral individual, la necesidad de las leyes y el orden político, la lealtad familiar, los deberes sociales y la obligación política, los condicionamientos del destino, la muerte, la libertad, la desmesura a que puede llegar el gobernante, los peligros del poder político, las atrocidades de toda tiranía, la responsabilidad moral y política, la existencia de leyes morales superiores a las leyes positivas y a los mandatos del poder político o las consecuencias y justificaciones del desafío a la autoridad pública son algunas de las cuestiones contempladas en esta tragedia de Sófocles que contactan con problemas permanentes de la Ética, la Filosofía Política o la Filosofía del Derecho.


Por ello, no debe sorprendernos que existan autores, contemporáneos nuestros, que se identifiquen con Antígona (me parece que los más) pero también los hay que piensan que la tragedia, a pesar de su nombre, es la tragedia de Creonte o que éste es el “centro de atención” del poeta  , incluso, quien expresa claras simpatías políticas por Creonte  …. Ya G. Steiner nos ha puesto al tanto de la variedad de interpretaciones y lecturas que se han hecho de Antígona, insistiendo, por su parte, en que «no es un texto “cualquiera”. Es uno de los hechos perdurables y canónicos en la historia de nuestra conciencia filosófica, literaria y política»  .


Respecto al título, podemos adelantar que en este trabajo se quiere ensalzar la actitud ética de Antígona (independientemente de las razones que la sostienen y del alcance y riesgos teóricos que conlleva la referencia a las leyes no escritas, aunque sin poder soslayar esas importantes cuestiones), se desea insistir en los peligros de toda utilización desmesurada y no sujeta a límites y controles morales y jurídicos del poder político y se quiere hacer un pequeño homenaje a la defensa del individualismo moral y al imperativo de la disidencia.


2. TEMAS DE ANTÍGONA


1º. Después del diálogo de Ismene y Antígona y de conocer Creonte, por boca de un guardián que alguien ha manipulado el cadáver de Polinices, el Coro, en la Estrofa 1ª, exclama:



“Muchas cosas asombrosas existen y, con todo, nada más asombroso que el hombre. El se dirige al otro lado del blanco mar con la ayuda del tempestuoso viento Sur, bajo las rugientes olas avanzando, y a la más poderosa de las diosas, a la imperecedera e infatigable Tierra, trabaja sin descanso, haciendo girar los arados año tras año, al ararla con mulos”


A esta referencia de admiración hacia la especie humana y al trabajo agrícola añadirá, en la Antistrofa 1ª el aprendizaje humano de la caza y la pesca, y en la Estrofa 2ª los conocimientos acerca del lenguaje, el pensamiento, las reglas civilizadas del comportamiento y las maneras de protegerse contra las inclemencias del tiempo. Y también se insistirá en distinguir entre el bien y el mal, a la vez que tomará nota de los beneficios de vivir en sociedad, cumpliendo las leyes humanas y las divinas. Este acento prometeico puede comprobarse en el texto de la Antistrofa:


“Poseyendo una habilidad superior a lo que se puede uno imaginar, la destreza para ingeniar recursos, la encamina unas veces al mal, otras veces al bien. Será un alto cargo en la ciudad, respetando las leyes de la tierra y la justicia de los dioses que obliga por juramento. Desterrado sea aquel que, debido a su osadía, se da a lo que no está bien. ¡Que no llegue a sentarse junto a mi hogar ni participe de mis pensamientos el que haga esto!”


“(primer canto del coro) El coro entona un himno a la grandeza del hombre creador de todas las artes, dominador de las poderosas fuerzas de la naturaleza mediante la fuerza del espíritu y que como el más alto de todos los bienes ha llegado a la concepción de la fuerza del derecho, fundamento de la estructura del estado (…).Y en el ritmo del coro de Sófocles podemos comprobar el orgullo prometeico que domina este primer ensayo de una historia natural del desenvolvimiento del hombre. Pero con la ironía trágica peculiar de Sófocles, en el momento en que el coro acaba de celebrar al derecho y al estado, proclamando la expulsión de toda sociedad humana de aquel que conculca la ley, cae Antígona encadenada (…)”


 2º. El segundo texto, el núcleo de la tragedia, ya en pleno diálogo entre Creonte y Antígona, contiene la arenga de ésta: “No fue Zeus el que los ha mandado (se refiere a los decretos de Creonte) publicar, ni la Justicia que vive con los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron. No iba yo a obtener castigo por ellas de parte de los dioses por miedo a la intención de hombre alguno”.


Sófocles sabe muy bien retratar las dos posturas irreconciliables de Creonte y Antígona. Lo son tanto en el carácter como en la manera de comportarse ante auténticos y trágicos retos a la convivencia y al bien de la polis. Pero también es una lucha entre dos normas éticas, la intemporal amparada por los dioses y la que protege la vida de la ciudad, y dos derechos, el constituido por las normas no escritas y de la tradición familiar y el derivado de los mandatos del soberano. En este punto Sófocles debería haber sabido que estaba aportando a la posteridad un tema de debate moral, político y jurídico que ha continuado hasta el presente.


 Albin Lesky en su opinión: “ Antígona lucha realmente por las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses, como ella dice, leyes a las que la polis jamás debe oponerse. Pero Creonte, en su comportamiento, no representa en modo alguno a esa polis, la voz de esta polis, unánime, está de parte de Antígona (vv. 733 ss.), la disposición del tirano se basa absolutamente en la arrogancia y la maldad”


 3º. Y llegamos al final. Antígona, fiel a su familia, a su ética y a las leyes no escritas se suicida, da la vida por sus convicciones y nos ayuda a comprobar su valentía y su coherencia. Creonte, por otro lado, cambia de parecer, impresionado y miedoso, al oír a Tiresias, pero ya es tarde. No muere, pero su derrumbe moral es más que evidente. Éste es consecuencia de su desmesura. Leamos: Creonte:

“(…) Mientras que yo, ya que he cambiado mi decisión a ese respecto, igual que la encarcelé, del mismo modo estaré presente para liberarla. Temo que lo mejor sea cumplir las leyes establecidas por los dioses mientras dure la vida”.


 Antígona está llena de llamadas a la reflexión y a la prudencia. Su última enseñanza está recogida en las líneas finales: Corifeo:


“La cordura es con mucho el primer paso de la felicidad. No hay que cometer impiedades en las relaciones con los dioses. Las palabras arrogantes de los que se jactan en exceso, tras devolverles en pago grandes golpes, les enseñan en la vejez la cordura”



3. LAS LEYES NO ESCRITAS La orden que contenía la prohibición de dar sepultura a los traidores (y Polinices es un traidor a Tebas, su patria) cuenta a su favor con la doble justificación de provenir de un poder político legítimo, aunque Creonte se comporte aquí como un tirano, y de tratarse de una norma jurídica sancionadora vigente en Atenas y en muchas otras partes. Por el tono que encontramos en algunos fragmentos de la tragedia no podríamos decir que Antígona no sea consciente de este dato y de la responsabilidad que comporta la desobediencia a la ley (positiva). 


El caso Antígona versus Creonte, lleno de numerosos y variados matices y sujeto a interpretaciones y valoraciones enfrentadas, puede ser visto, en palabras de Luís Gil, de esta manera:


 “una muchacha muere por desobedecer un mandato del poder establecido que pugna con imperativos ético-religiosos de orden superior, un gobernante, accedido al poder en trágicas circunstancias, bienintencionado quizá, pero en exceso celoso de su mando, incurre en la hybris de un autócrata tiránico; por último el derrumbamiento de éste, con la reacción en cadena de suicidios que su actitud, modificada demasiado tarde, provoca”


 Parece, por tanto, que hay que leer Antígona como la pugna entre lo perdurable y siempre válido de las leyes no escritas (e inquebrantables de los dioses) y las leyes de los hombres que se enfrentan a los contenidos de aquellas. La superioridad y la primacía en su respeto de las leyes no escritas sobre las del poder político es, sin lugar a dudas, la primera consecuencia que podemos y debemos sacar de la narración de la tragedia Antígona. ... En todo caso, la última palabra y la jerarquía superior la tienen las leyes no escritas de carácter divino. Y por ello es repudiado Creonte por parte de su hijo y prometido de Antígona, por parte de los dioses por medio del adivino Tiresias, y por su propia esposa Eurídice.


… Parece incuestionable que las leyes no escritas son las leyes seguras e intemporales de los dioses, es decir, la ley divina. ...


“Ahí reside el prodigio, ya que ese pueblo, hechizado por la escritura y las bases seguras que ofrecía a todos, inventó, sin embargo, la idea de las leyes no escritas para todo aquello que se sitúa más allá del terreno de las leyes. Esas leyes no escritas son muy conocidas gracias al elogio que hizo Sófocles en Antígona y en Edipo rey. Imponen, por ejemplo, el respeto por los suplicantes y los heraldos, el entierro de los muertos y la ayuda a los oprimidos. Pero lo importante es que son, contrariamente a las leyes escritas, universales


Según el análisis de W.K.C. Guthrie: “la expresión “leyes no escritas” se aplicaba, en primera línea, a ciertos principios morales tenidos por universalmente válidos o válidos, al menos, para todo el mundo griego. Sus autores eran los dioses, y ninguna infracción podía quedar sin castigo”.


Según ha señalado J. de Romilly en referencia a las leyes no escritas en general, tanto las religiosas, como las laicas, se trata de leyes admitidas por los hombres, no incluidas en ningún código jurídico, que venían a solucionar las insuficiencias de las leyes escritas y que se veían como universales e intemporales. Una demostración de la preeminencia de lo eterno sobre lo perecedero y de lo seguro sobre lo precario. Y además se encontraban inscritas en la conciencia de los hombres. 


“contra la legalidad política encarnada en Creonte, Antígona representa un orden de los dioses, evidente para el corazón de los hombres y sancionado por unos y otros”.


Y quizá ahí radique el hecho de que la lectura de esta tragedia de Sófocles no haya perdido interés y oportunidad con el paso del tiempo.


4. ANTÍGONA EN LA FILOSOFÍA DEL DERECHO


En las historias del Derecho Natural y de la Filosofía del Derecho no es raro encontrar referencias a la Antígona de Sófocles, concretamente al texto donde se enfrentan las “leyes para los hombres» con «las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron”. 


“Ya Aristóteles se refiere a ella y es difícil encontrar escritos sobre el derecho natural que deje de aludirla. En términos poéticos, no filosóficos, Sófocles plantea en esta tragedia un dilema de todos los tiempos: qué hacer ante el mandato de la autoridad que contraviene la ley divina, manifestada en los dictados de la propia conciencia. Y lo resuelve en el sentido que la conciencia universal ha captado como el único recto: hay que obedecer antes la ley divina que la humana”




Para Guido Fassó el contraste ley humana –ley superior (divina, eterna e inmutable) está descrito con claridad en la Antígona, dándose los primeros pasos de una concepción iusnaturalista que admitirá expresiones variadas desde el siglo V a.C. hasta nuestros días, pero una predominante y unívoca función: la de cuestionar la existencia, el carácter y el valor de las normas del derecho positivo cuando se enfrentan a dicha ley superior. O lo que es lo mismo, plantea un triple problema:


“Problema jurídico, porque a propósito de este tema surge la discusión acerca de la validez de las leyes, pero también moral, porque se apela a la íntima conciencia del hombre, y político, porque contempla los límites del poder del Estado”


5. CONCLUSIÓN: HACIA UN NUEVO IDEAL DE CIUDADANÍA


Teniendo en cuenta el papel tan determinante que juegan las leyes inquebrantables de los dioses en la interpretación de las leyes no escritas, cabe preguntarse si el papel crítico de éstas se agota en su sentido religioso. El análisis del contenido de la Antígona podría llevar a una interpretación más amplia y generosa que, sin olvidar las interconexiones entre política y religión, se fijará más en la actitud de nuestro personaje Antígona que en las razones utilizadas para desobedecer las leyes humanas. ¿Cabe una lectura de la tragedia de Sófocles que dé lugar a la exaltación de un heroísmo cívico, más allá de la defensa de una religiosidad arcaica?


“la Antígona descubre una nueva libertad, la virtud cívica del ciudadano que se opone a los abusos del tirano (…). No es esto, evidentemente, lo más importante desde el punto de vista de Sófocles, pero sí seguramente desde el de la posteridad. Esta reaccionaria, defensora sin esperanza de un rito fúnebre tradicional, funda casi sin darse cuenta el derecho a la discrepancia abierta frente al poder que quiere poner a su servicio la vida y las creencias todas del ciudadano (…). Sófocles abre de otra parte, con el sacrificio de Antígona, la vía para un futuro más humano”


En esta interpretación de la postura de Antígona, no estaríamos muy lejos de la defensa de la obligación moral de desobediencia al poder tiránico, de las razones morales para la desobediencia a las leyes injustas o del imperativo de la disidencial.... Y lo mismo se. Él nos recuerda que Antígona “defiende hasta el sacrificio de la vida una norma de derecho divino –la de recibir sepultura– que es a lavez un derecho humano”.


Y a la hora de desentrañar el sentido que Sófocles quiso dar a su tragedia y la enseñanza que quiso extraer de ella para los ciudadanos de Atenas, cabría entenderlo como


“un nuevo modelo de heroísmo cívico contrapuesto al ideal heroico”, “Antígona sería un anticipo mítico de un ideal de ciudadanía que habría de encontrar años más tarde su más cabal encarnación en Sócrates”


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